La lectura compartida es indudablemente un espacio privilegiado para el desarrollo de la inteligencia emocional. Favorece y genera asimismo un poderoso vínculo afectivo entre padres e hijos, basado en el placer de compartir el proceso de descubrir y develar lo que muestran los libros. En cuanto a los padres, compartir juegos y lecturas da un espacio para recuperar su propia infancia. A través de juegos, canciones y libros se reviven emociones sentidas de pequeños. Todo esto crea fuertes lazos entre padres e hijos, que es de alguna forma una ligazón de inconsciente a inconsciente. Los niños disfrutan de saber qué hacían, leían y a qué jugaban sus padres cuando tenían su edad.
La elección de los textos es clave para que la experiencia de leer juntos sea emocionalmente enriquecedora. Es recomendable lograr un acuerdo. Aquí el interés de los hijos e hijas prima, pero los adultos los pueden invitar a buscar temas originales, recorriendo las bibliotecas, librerías o ferias de libros. Una vez que la obra es escogida, es recomendable que durante la lectura la ubicación facilite leer juntos, permitiendo al niño o niña seguir con la mirada el texto y contemplar las ilustraciones.
Las imágenes le permiten activar su imaginación, anticipando y enriqueciendo el contenido. Mirar lo que se lee favorece la conciencia fonética –es decir, descubrir que existe una asociación entre la palabra escrita y el sonido correspondiente. Así, niños y niñas comprenden que las palabras “hablan”.
Es recomendable, por lo mismo, que los padres den espacio para que sus hijos formulen las preguntas que les surjan en relación a lo escuchado, aprendiendo así a interrogar los textos desde sus propias experiencias lectoras y con una formulación de lenguaje oral. La lectura compartida les ayudará entonces a internalizar que el lenguaje impreso tiene significado
Sugerencias para realizar lecturas compartidas
1. Incentivar al niño o niña a que narre un cuento utilizando sus propias palabras y escucharlo con
atención sin corregirlo ni interrumpirlo.
2. Proponer un título y pedirle que adivine de qué se trata la historia. Por ejemplo, “Rosita y las zanahorias mágicas”.
3. Estimularlo a seguir con los ojos la lectura. Para esto, seleccionar textos con letras grandes e imágenes, para que el niño pueda seguir la lectura con facilidad.
4. Pedirle que termine la historia de otra manera. Por ejemplo, leerle el siguiente microcuento de una línea de Augusto Monterroso: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. Luego, incentivarlo a jugar a encontrarle un principio y un final.
5. Leerle las lecturas todas las veces que el niño lo solicite, de tal manera que domine el vocabulario, aprenda la secuencia de la historia y se vaya encariñando con los héroes y heroínas de los cuentos.
6. Ayudarlo a describir qué sienten los personajes de los cuentos, para que entre al mundo emocional de ellos percibiendo los matices de las emociones.
7. Cuando el niño tiene más edad, pedirle que muestre sus libros favoritos y que lea aquellas partes que más le gustaron. Es importante que el padre demuestre interés por lo que el niño o niña le está mostrando.
8. En la etapa adolescente, los padres pueden hacer lecturas familiares de los diarios e ir comentando las noticias que les llamen la atención
La lectura es un proceso que se inicia en el seno familiar.Para favorecer este proceso, el ámbito familiar tiene la responsabilidad de crear contextos de lectura variados y atractivos.
Aquí un vídeo que menciona la importancia sobre la lectura en familia:
Esta super interesante
ResponderEliminarhola
ResponderEliminarmuy bueno
BASTANTE INRIQUECEDOR ESTAS GUIAS, ME HAN SERVIDO BASTANTE. BENDICIONES
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